domingo, 25 de octubre de 2015

OPINIÓN PERSONAL

Desde mediados del siglo XIX, época en que el arte flamenco comenzó a tener relevancia, conocemos a grandes cantaores y cantaoras, estupendos bailaores y bailaoras y magníficos tocaores pero… ¿dónde están las tocaoras?
A pesar de que a lo largo de los años ha existido tocaoras de flamenco, incluso algunas de ellas han llegado a ser reconocidas a nivel internacional, lo cierto es que han sido muy pocas las mujeres que se han dedicado a esta profesión. Asimismo, las que han destacado, no han llegado a obtener tanta fama y popularidad como los hombres y les ha resultado más complejo “hacerse hueco” en este arte ya que desde los comienzos del flamenco, este ha sido considerado un mundo de hombres. Un claro ejemplo de ello lo demuestran las palabras de Domingo Prat hacia Matilde Cuervas Rodríguez (guitarrista de flamenco mundialmente conocida en la historia del arte de la guitarra nacida en Sevilla en 1888 y fallecida en Barcelona en 1956) “La actuación de esta notable guitarrista sorprendió sobremanera a los amantes y cultivadores del Toque Flamenco, quienes creían que dicho arte era privilegio del género masculino”.
Dentro del arte flamenco, la guitarra es la pieza fundamental ya que marca el ritmo en el espectáculo y por tanto, quien dirige a los tocaores/as y cantaores/as. Se podría prescindir de éstos/as últimos, pero no de los toacores/as. Desde los inicios del flamenco, este rol principal ha sido asumido en su gran mayoría por hombres.
Matilde Cuervas Rodríguez y otras tocaoras, se han visto obligadas constantemente a luchar para que su trabajo sea reconocido, tratando de evitar el machismo que se ha generado culturalmente a lo largo de la historia por el mero hecho de ser mujer.

Entre todos y todas, debemos seguir luchando para visibilizar la presencia de las mujeres en cualquier ámbito tratando de lograr una igualdad efectiva de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.



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