Desde mediados del siglo XIX,
época en que el arte flamenco comenzó a tener relevancia, conocemos a grandes
cantaores y cantaoras, estupendos bailaores y bailaoras y magníficos tocaores
pero… ¿dónde están las tocaoras?
A pesar de que a lo largo de los
años ha existido tocaoras de flamenco, incluso algunas de ellas han llegado a
ser reconocidas a nivel internacional, lo cierto es que han sido muy pocas las
mujeres que se han dedicado a esta profesión. Asimismo, las que han destacado,
no han llegado a obtener tanta fama y popularidad como los hombres y les ha
resultado más complejo “hacerse hueco” en este arte ya que desde los comienzos
del flamenco, este ha sido considerado un mundo de hombres. Un claro ejemplo de
ello lo demuestran las palabras de Domingo Prat hacia Matilde Cuervas Rodríguez
(guitarrista de flamenco mundialmente conocida en la historia del arte de la
guitarra nacida en Sevilla en 1888 y fallecida en Barcelona en 1956) “La
actuación de esta notable guitarrista sorprendió sobremanera a los amantes y
cultivadores del Toque Flamenco, quienes creían que dicho arte era privilegio
del género masculino”.
Dentro del arte flamenco, la
guitarra es la pieza fundamental ya que marca el ritmo en el espectáculo y por
tanto, quien dirige a los tocaores/as y cantaores/as. Se podría prescindir de
éstos/as últimos, pero no de los toacores/as. Desde los inicios del flamenco,
este rol principal ha sido asumido en su gran mayoría por hombres.
Matilde Cuervas Rodríguez y otras tocaoras, se han visto obligadas
constantemente a luchar para que su trabajo sea reconocido, tratando de evitar
el machismo que se ha generado culturalmente a lo largo de la historia por el
mero hecho de ser mujer.
Entre todos y todas, debemos
seguir luchando para visibilizar la presencia de las mujeres en cualquier
ámbito tratando de lograr una igualdad efectiva de derechos y oportunidades
entre hombres y mujeres.
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